Pablo Pérez
El Gobierno
adelanta su juego con el apoyo del TSJ y del CNE ¿Qué hacemos ante esa
realidad? Creo que aprovecharnos de su estrategia y prepararnos para
derrotarlos en cualquiera de sus jugadas: revocatorio, enmienda o elecciones
regionales. Algunos son caminos más largos que otros, pero igual son útiles
para despojar de poder al régimen.
El proceso de
cambio en Venezuela nunca ha sido una labor fácil. Es un camino lleno de
obstáculos porque no enfrentamos a un modelo político normal en una democracia,
sino uno que se basa en el objetivo de mantenerse en el poder por siempre, sin
importar el costo que eso traiga consigo.
Por eso no es hora
de profundizar las normales diferencias políticas que existen no sólo en la
Mesa de la Unidad, sino también en la relación entre ciudadanos y dirigentes
políticos. Como no hay salidas mágicas en este supremo interés por generar un
cambio en Venezuela, no podemos descalificar ninguna de las opciones. Para
avanzar con el cambio se requiere de esa misma coalición ciudadana que permitió
coronar con éxito la victoria del 6D.
El revocatorio es
una de las opciones a las que debemos dedicar esfuerzo e interés, pero también
sabemos que el Gobierno jugará a retrasarlo lo más posible con el fin de evitar
que el modelo caiga por completo. Recordemos que si el referendo se hace el año
que viene, saldrá Maduro, pero quedará el Vicepresidente Ejecutivo hasta que termine
el período presidencial ¿Cómo evitamos eso? Sólo con presión de calle podemos
obligar al CNE a que active el proceso.
La enmienda es otra
real posibilidad. Ahora el Gobierno quiere impulsar una enmienda para acortar
el período de los nuevos parlamentarios, pero apoyo la iniciativa de Henry
Ramos Allup de tomarle la palabra al régimen y que se hagan tres enmiendas al
mismo tiempo y que el pueblo en consulta popular decida.
Pero ¿Y si el
Gobierno le pone fecha a las elecciones regionales? Esa decisión no puede
tomarnos por sorpresa. Debemos prepararnos para ese escenario y hacer valer la
fórmula de las primarias para la escogencia de los candidatos. Nada de
consenso, pues se debe consultar al soberano por cuál de las opciones en sus
estados se decantan.
Las elecciones
regionales permitirían vencer al Gobierno en la casi totalidad de los estados.
Pudiéramos quitarles entre 17-18 de sus actuales Gobernaciones y así disminuir
su poder. Esa es una vía efectiva para ir reduciendo al régimen a una minoría
más pequeña que la actual. No podemos descalificar a priori la elección de los
nuevos Gobernadores.
El fragor de la
batalla política y los efectos de la crisis no pueden nublar la madurez
política alcanzada. Usemos las mismas decisiones del Gobierno para derrotarlos.
No caigamos en la desesperación y el sentido de urgencia. Preparémonos para
cualquier escenario. El cambio va.
@PabloPerezOf
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