Pablo Pérez
Si los objetivos del
famoso “Chip” de la gasolina eran fastidiar la vida de los
ciudadanos, someterlos a largas colas para su instalación, presentar cualquier
cantidad de papeles absurdos sobre los vehículos y hacerles perder un día de
trabajo, entre muchas otras molestias; puedo afirmar que el “Chip” es un
rotundo éxito.