Pablo Pérez
En múltiples ocasiones he escrito sobre las reales y catastróficas dimensiones de la crisis venezolana. Estamos en una coyuntura tan grave, que se necesita de todo un consenso que permita sumar esfuerzos para construir una verdadera y eficiente Unidad.
Solo con Unidad podemos enfrentar la crisis, la cual por cierto va mucho más allá de las colas, inflación y la pérdida del poder adquisitivo y que también incluye la inseguridad y todo un conjunto de distorsiones sociales, políticas, económicas y hasta institucionales que han sido creadas en estos 16 años de deformación de la sociedad venezolana.
Frente a todo ese enorme reto estamos las fuerzas políticas que formamos parte de la Mesa de la Unidad Democrática. No ha sido, ni será fácil mantener operativa esta gran coalición de partidos, ideologías e intereses. El ciudadano debe entender eso porque es absolutamente normal que en una organización como la MUD existan diferencias. De hecho las diferencias son válidas y legítimas en una democracia y solo están proscritas en los sistemas autoritarios.
No hay que alarmarse cuando surgen las discrepancias, porque la MUD es una coalición de partidos, pero no es un partido. Es el punto de encuentro de los demócratas que creemos en la necesidad de atacar la crisis, reinstitucionalizar el país y crear el clima de confianza que permita reflotar la economía y así crear las condiciones para generar progreso, paz y tranquilidad.
Desde la MUD debemos dar señales de fortaleza y Unidad ante el drama que viven la mayoría de los venezolanos. Esos venezolanos que creen en un cambio urgente y solo están a la espera de los mensajes adecuados que les permitan conectarse y crear las condiciones necesarias para la masiva participación del pueblo.
Las marchas realizadas el pasado sábado en todo el país son una clara demostración de la voluntad de cambio presente en la mayoría de los venezolanos. La convocatoria realizada recibió una respuesta contundente que hay que saber leer y entender, pero sobre todo comprender que hay una mayoría sólida, pero dispersa a la vez, que exige una genuina Unidad. Una Unidad que esté por encima de las naturales diferencias, porque no es momento para dirimir lo que nos separa, sino de defender lo que nos une y que se resume en la reconstrucción y pacificación del país.
Cuando hablo de mayoría sólida pero dispersa, me refiero a que es apreciable y significativa la voluntad de cambio, incluso en aquellos sectores que acompañaron al proceso, pero que ahora consideran que el modelo no es viable y que se necesita un viraje radical.
¿Por qué dispersa esa mayoría? Porque aún no hay un mensaje unificador y en eso estamos trabajando las fuerzas democráticas. Vamos a presentar ese mensaje que aglutine las diferencias y siente las bases de la transformación como se vivió en España y Chile por sólo tomar dos ejemplos cercanos.
En ambos casos prevaleció la Unidad ante la necesidad de guiar una transición de un sistema autoritario a una democracia. En ambos casos se unieron en el interés nacional y apartaron sus intereses y diferencias. En ambos casos el esfuerzo valió la pena y hoy España y Chile tienen una democracia que goza de buena salud.
Una señal clara de Unidad que debe emerger desde la MUD es la Tarjeta Única en la cual los venezolanos se sientan identificados. No es momento para cálculos y mediciones particulares. Es el momento de la Unidad y quien no sepa entender lo que está ocurriendo en Venezuela, será desplazado por un pueblo que aspira un cambio.
@PabloPerezOf
No hay comentarios:
Publicar un comentario