Pablo Pérez
Si los objetivos del
famoso “Chip” de la gasolina eran fastidiar la vida de los
ciudadanos, someterlos a largas colas para su instalación, presentar cualquier
cantidad de papeles absurdos sobre los vehículos y hacerles perder un día de
trabajo, entre muchas otras molestias; puedo afirmar que el “Chip” es un
rotundo éxito.
Pero en el fondo el “Chip” ha sido
un completo fracaso. En nada ha disminuido el contrabando de
combustible, en buena parte porque no hay una efectiva acción de parte de los
cuerpos de seguridad y las Fuerzas Armadas en la lucha contra este ilegal
negocio, que aporta ganancias exorbitantes a quienes se dedican a él en
sus diversas escalas jerárquicas, por llamarlo de alguna forma.
El Chip fracasó porque no se tomaron las
medidas pertinentes para facilitar al ciudadano su instalación. Nunca se
abrieron centros suficientes para su colocación, lo que generó el colapso de
los existentes e interminables colas de ciudadanos que pierden entre 6-8 horas
para terminar con tan ardua faena. Pero además se crearon barreras casi
que impenetrables como la documentación exigida para autorizar su uso.
El Chip fracasó porque no hay una merma en
el bachaqueo y eso es evidente cuando se pueden ver, sin ningún problema, los
vehículos de gran capacidad de carga de gasolina en las filas de las estaciones
de servicio. Todos sabemos quiénes son los bachaqueros, pero nadie con
autoridad hace algo para evitar su accionar.
El Chip, como lo alertamos desde sus inicios
en el año 2012, nunca ha sido la solución al problema y más bien siempre
dijimos que se convertiría en una molestia más que el gobierno les causa a
los ciudadanos. Es parte de la política de castigo a los estados
fronterizos como el Zulia y Táchira.
De hecho advertimos a los zulianos que
Francisco Arias Cárdenas apoyaría la aplicación del “Chip” en el caso de ser
electo como Gobernador y no nos equivocamos, porque él es el principal promotor
de esa medida. En su momento nos opusimos y logramos su paralización. Pero
luego Arias Cárdenas lo reactivó.
Nada se hace con someter a zulianos y
tachirenses a ese control, si aquí el negocio incluye la compra de gandolas que
transportan gasolina. Nada se hace si funcionarios corruptos de la misma PDVSA
fomentan el negocio ilícito. Nada se hace si algunas “autoridades”
aceptan grandes sumas de dinero para no mirar cuando se trasladan los
cargamentos de combustible.
La solución más viable y práctica que no
incluye la tortura sicológica al pueblo, es cerrar las fronteras pero no sólo
la terrestre, sino también la marítima porque de nada sirve evitar el traslado
por los pasos fronterizos, si a través de nuestras costas se fuga más del doble
de los miles y miles de litros diarios que son comercializados ilegalmente.
La gasolina es otro drama para los
venezolanos, porque además del “Chip” hay escasez. No están suministrando las
cantidades necesarias para todas las estaciones de servicio y esa es otra razón
más que genera las largas colas que obligan al ciudadano a emplear 2-3 horas
cada vez que necesite llenar el tanque de su vehículo.
Definitivamente el “Chip” es un fracaso y
su obligatorio uso debería ser derogado inmediatamente. Esa no es, ni será la
solución. Eso es sólo uno más de la serie de castigos que el Gobierno nacional
le aplica al pueblo.
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