miércoles, 5 de marzo de 2014

Mi aporte al diálogo



Pablo Pérez

El gobierno apeló al diálogo como herramienta para tratar de enfriar la crisis que afecta al país. Pero ¿es un diálogo sincero y productivo? Hasta ahora creo que no, pues lo que hemos visto es a un régimen haciéndose la víctima y acusando de victimarios a todo el pueblo que protesta en la calle. Esa no es la vía adecuada para dialogar.

Lo primero que se debe alcanzar para cristalizar un diálogo sincero y productivo, es el reconocimiento de todos los participantes en el conflicto. Un reconocimiento sin descalificaciones o acusaciones. Sin cartas debajo de la manga y sin piedras en las manos.

Si el gobierno tiene interés real en superar la crisis, debe admitir que el país necesita de cambios profundos. Desde esta tribuna quiero dar mi aporte para construir un diálogo verdadero y no que termine siendo un mecanismo para ganar tiempo y no resolver nada.

Lo primero que se debe hacer en Venezuela es una renovación total de los poderes públicos, los cuales en la actualidad están secuestrados por la tendencia política en el poder. Tenemos que elegir a los nuevos rectores del Consejo Nacional Electoral para que el ciudadano pueda retomar la confianza en los procesos electorales en Venezuela.

Hay que seleccionar a los nuevos magistrados del Tribunal Supremo de Justicia y a un nuevo Fiscal General de la República, porque el deterioro en la credibilidad de estas instituciones fundamentales para el país es terrible. Nadie confía en la justicia actual por su elevado grado de compromiso con el oficialismo.

Asimismo se debe elegir al nuevo Contralor o Contralora General de la República, para que exista una real lucha contra la corrupción. Los venezolanos aspiramos que la Defensoría del Pueblo de verdad defienda los derechos de los ciudadanos y no los intereses del gobierno. Esta crisis los terminó de desenmascarar no sólo ante los ojos de los venezolanos, sino ante el mundo por carecer de autonomía.

Se necesita una amnistía general para todos los presos políticos. Que salgan de la cárcel Iván Simonovis, Leopoldo López y todos los que están tras las rejas por pensar distinto. Que regresen los exiliados en otros países. Todos hacemos falta para construir a la nueva Venezuela.

Cuando todos estos elementos del ámbito político estén cubiertos, como consecuencia comenzará a reaparecer paulatinamente la confianza en Venezuela, esa confianza que el actual fracasado modelo socialista confiscó. Hasta sus propios países aliados como Rusia, India y China comienzan a perder la confianza en Venezuela.

Estos son apenas algunos de los pasos que deben cumplirse dentro de un diálogo productivo, aunque temo que el gobierno sólo apela a éste para ganar tiempo. Cuando esas conversaciones se den entre iguales, pudiera cambiar la actual situación de crisis que vive Venezuela.


Yo apuesto a un diálogo sincero, que incluya a los nuevos liderazgos encarnados en los estudiantes, y no por un show que en cadena quiere reunir a todas las tendencias, buscando un aval que mejore la imagen internacional del gobierno, deteriorada por sus abusos en el manejo de la crisis. Apuesto por Venezuela. Todos somos útiles, en la medida que nos escuchen y no que nos utilicen. 

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