Pablo
Pérez
La crisis que vive Venezuela es sumamente
compleja porque a todos los males que afectan la vida diaria de cada
venezolano, hay que sumar la pérdida general de la credibilidad. Hay poca
confianza y por eso la verdad en el país se debate en cuatro frentes.
Hay una verdad “verdadera”. Esa que cada
venezolano percibe, evalúa y sobre la cual opina. Esa es que es tangible en la
mayoría de los casos. Esa que es innegable para quien la vive. Pero también es
sumamente cuestionada cuando comienza a difundirse al resto del colectivo. Cada
quien la matiza de acuerdo con sus intereses.
También está la verdad “procesal” que es
manipulada por el gobierno a su antojo a través del estricto control que tiene sobre
los organismos encargados de impartir “justicia” y que están siendo utilizados
para criminalizar la protesta y judicializar al pueblo que reclama sus derechos.
A través de esa verdad “procesal” el
gobierno manipula e invierte los hechos para que lo favorezcan y así luego hacer
uso de esas acciones a través del agresivo aparato de propaganda oficial. Por
eso en algunos hechos trascendentes los testigos dicen una cosa y el gobierno
anuncia otra totalmente distinta.
Igualmente existe la verdad de los “medios”.
Aquí la cosa se pone grave porque algunos medios de comunicación no están
contando todas las verdades que se viven. Esta es una verdad que, en el caso de
los medios privados cercados por la presión oficial, se cuenta a medias y el
pueblo piensa de forma general que se oculta todo. Por fortuna hay medios que
aún a pesar del chantaje rojo siguen cumpliendo con su función.
Asimismo existe la verdad de las “redes
sociales” que con su enorme poder de penetración y difusión han sido usadas
masivamente en esta crisis. A pesar de su utilidad hay cosas que deben
corregirse en su uso, porque se están
diciendo muchas verdades, pero también hay interesados en disfrazar mentiras
como verdades.
Esta verdad de las redes sociales es
preocupante ¿Por qué? Porque es la que emana del ciudadano y por esta razón
debe estar exenta de toda manipulación. Sin embargo, debido a su importancia
actual es manejada por los famosos laboratorios que de una mentira tratan de
construir verdades.
Para que veamos un
ejemplo tomemos el ataque perpetrado la semana pasada contra las comunidades de
El Cují, Palaima y La Trinidad en Maracaibo ¿Cuántas verdades se dicen de esos
hechos? Muchas. Y la única verdad real es el dolor causado a decenas de
familias que resultaron heridas y afectadas en su patrimonio por la incursión
de esos grupos armados amparados por los cuerpos de seguridad, con la excepción
de Polimaracaibo.
Venezuela se debate entre estas cuatro
verdades. Cada una tiene credibilidad para sectores de la población. Pero
ninguna tiene el apoyo unánime de la ciudadanía. Esto es parte de la crisis.
Una crisis que se debe visualizar desde diferentes factores y tomar en cuenta
la variedad de indicadores que están presentes.
@PabloPerezOf
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