Pablo Pérez
Pero no cualquier
diálogo, sino un diálogo real, sincero y que genere los cambios que el país
está requiriendo. Ese es el diálogo al que estamos apostando buena parte de los
venezolanos. El primer encuentro fue exitoso para la mayoría que no cree en el
modelo socialista. Tenemos que seguir insistiendo en esa vía, aunque la
reacción de los voceros del gobierno no da para muchas esperanzas.
En vivo y cadena
nacional desnudaron al gobierno, cuyos representantes no tuvieron capacidad de
reacción. Apelaron al discurso desgastado alegando que la oposición no se
deslinda de la violencia y apela a la agenda golpista, cuando eso quedó
suficientemente claro. La oposición no es golpista y tampoco apoya la
violencia.
El país fue testigo
de una detallada exposición sobre los indicadores que demuestran que existe una
crisis muy grave, que estamos encima de un polvorín y que si no hay cambios,
esto puede reventar. La delegación opositora cumplió con su papel de decir la
verdad.
Pero esa verdad
incomoda al gobierno y descompuso el rostro y el discurso de los voceros
revolucionarios. Sus discursos fueron vacíos, no lograron demostrar el supuesto
éxito del modelo económico socialista. Sólo dieron vueltas en torno al mismo
mensaje.
Si nos vamos al deber
ser, ese diálogo debería ser el inicio de un proceso de ajustes económicos y
políticos que permitan a mediano y largo plazo superar la crisis. Si ellos
admiten el fracaso del modelo socialista, se pudiera efectuar una transición a
un modelo que basado en el libre mercado, pero con un acento muy marcado en lo social, permita recuperar
al país.
El modelo socialista
quebró a la nación. En vez de crear progreso y bienestar, genera inflación,
escasez e inseguridad. En vez de trabajar por la paz, fomenta la violencia al
usar a grupos al margen de la ley para atacar a los ciudadanos que protestan
legítimamente.
Maduro está a tiempo
de rectificar y pasar a la historia como alguien que supo leer la crisis, dio
un giro y abrió los caminos para cambiar el presente y el futuro. Es triste que
pase a esa historia pero como el hombre que prefirió llevar a Venezuela al caos
por el sólo hecho de mantener vigente un modelo que es la antítesis del
progreso.
El diálogo es la vía
para resolver la crisis, pero eso no implica que debamos abandonar la calle. Es
pertinente siempre aclarar que dialogar no es la antítesis de protestar. Ambas
acciones pueden ir de la mano y de hecho la protesta en la calle fue lo que
obligó al gobierno a sentarse en una misma mesa con la oposición y darle esa
valiosa ocasión de expresarse en cadena nacional.
Pero hay que
incorporar al sector estudiantil a esos diálogos y por eso la representación
opositora exigió que el gobierno escuche a los jóvenes, a esos que están en la
calle porque luchan por la esperanza de un futuro mejor y rechazan el camino de
atraso y hegemonía que impone el oficialismo.
En el diálogo deben
estar representados todos los sectores. Mientras más amplio sea, más consenso
se genera y mejores resultados se obtienen. Ojala el discurso de los voceros
del gobierno cambie. El país necesita un cambio y ellos tienen esa posibilidad.
Todo depende de Maduro y su entorno.
@PabloPerezOf
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