Pablo Pérez
Este año nos dejó emociones encontradas, elecciones, discursos, retórica, más
división y una crisis económica en plena efervescencia. Pero nada nos deja sobre el
diálogo necesario para superar la crisis. Fue otro año perdido en esta materia. Y sin
diálogo los problemas de 2013, se profundizarán en el 2014.
agravado con el misterio que rodeó su convalecencia. Sólo recibíamos partes médicos
parciales que pocos creían. En semanas posteriores este hecho sobrevenido nos
condujo a una elección nacional para escoger al nuevo Presidente, proceso electoral
en el que quedó reflejado que el país está dividido en dos mitades iguales.
En el Zulia hemos palpado de cerca lo que es el desabastecimiento, lo que es vivir de
cola en cola para conseguir un paquete de harina de pan, mientras que a la vista de
las autoridades los famosos bachaqueros hacen de las suyas en los supermercados.
Jamás imaginamos que de un día para otro desaparecerían del mercado las baterías
para carros y es que también se las estaban llevando para Colombia.
Durante el 2013 Venezuela estuvo sometida al desangre de nuestras reservas y las
consecuentes restricciones en las divisas para todos, pero no para un grupito de
empresas de maletín que hicieron su agosto. Esta situación también colocó en el
tapete a los “raspatarjetas”.
Escuchamos en el 2013 que se pondría control a la venta de vehículos pero nada de
esto ocurrió.
Entre octubre y noviembre casi todas las encuestadoras serias de este país señalaban
que Maduro había descendido en la aceptación de la gestión y era percibido en
pocas palabras como una gestión gris. Luego haciendo uso del poder aplicó la prueba
“Daka”, de bajar los precios en una tienda de electrodomésticos y el experimento le
dio resultados y comenzó en todo el país a hacer el mismo procedimiento.
El 8 diciembre volvimos a las urnas, con unos resultados que para mi señalan
claramente que la oposición creció y asumió las ciudades capitales del país.
Mientras que el chavismo a pesar de todas las prebendas, control mediático y de las
instituciones obtuvo sólo la mitad porcentual de la votación.
Escuché a Maduro y a líderes de la alternativa democrática hablar de diálogo. Pero
ese diálogo necesario sólo se construye con acciones, ya que los simples deseos no
empreñan.
Aprovechemos estos últimos días del año para reflexionar ya que el 2014 no cuenta
con buen pronóstico. La agenda está llena de medidas impopulares como el aumento
de la gasolina y las tarifas eléctricas. Maduro debe entender que sin diálogo no
cruzará la tormenta de los necesarios ajustes económicos que permearán en lo social
y terminarán siendo políticos. Ojalá la navidad lo haga entrar en razón.
En este mi último artículo del año, quiero de corazón desearles a todos los zulianos
una navidad llena de amor y de unión familiar. Me uno a la petición colectiva para que
el 2014 sea mucho mejor que el 2013. Que sea el año del diálogo, pero sin piedras en
la mano, ni cartas ocultas.
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