miércoles, 18 de diciembre de 2013

2014: año del diálogo, pero sin piedras



Pablo Pérez


Este año nos dejó emociones encontradas, elecciones, discursos, retórica, más 

división y una crisis económica en plena efervescencia. Pero nada nos deja sobre el 

diálogo necesario para superar la crisis. Fue otro año perdido en esta materia. Y sin 

diálogo los problemas de 2013, se profundizarán en el 2014.


El 2013 lo comenzamos con el país en vilo por la salud del presidente Chávez, 

agravado con el misterio que rodeó su convalecencia. Sólo recibíamos partes médicos 

parciales que pocos creían. En semanas posteriores este hecho sobrevenido nos 

condujo a una elección nacional para escoger al nuevo Presidente, proceso electoral 

en el que quedó reflejado que el país está dividido en dos mitades iguales.


En el Zulia hemos palpado de cerca lo que es el desabastecimiento, lo que es vivir de 

cola en cola para conseguir un paquete de harina de pan, mientras que a la vista de 

las autoridades los famosos bachaqueros hacen de las suyas en los supermercados. 


Jamás imaginamos que de un día para otro desaparecerían del mercado las baterías 

para carros y es que también se las estaban llevando para Colombia.


Durante el 2013 Venezuela estuvo sometida al desangre de nuestras reservas y las 

consecuentes restricciones en las divisas para todos, pero no para un grupito de 

empresas de maletín que hicieron su agosto. Esta situación también colocó en el 

tapete a los “raspatarjetas”.


Escuchamos en el 2013 que se pondría control a la venta de vehículos pero nada de 

esto ocurrió.


Entre octubre y noviembre casi todas las encuestadoras serias de este país señalaban 

que Maduro había descendido en la aceptación de la gestión y era percibido en 

pocas palabras como una gestión gris. Luego haciendo uso del poder aplicó la prueba 

“Daka”, de bajar los precios en una tienda de electrodomésticos y el experimento le 

dio resultados y comenzó en todo el país a hacer el mismo procedimiento.


El 8 diciembre volvimos a las urnas, con unos resultados que para mi señalan 

claramente que la oposición creció y asumió las ciudades capitales del país. 


Mientras que el chavismo a pesar de todas las prebendas, control mediático y de las 

instituciones obtuvo sólo la mitad porcentual de la votación. 


Escuché a Maduro y a líderes de la alternativa democrática hablar de diálogo. Pero 

ese diálogo necesario sólo se construye con acciones, ya que los simples deseos no 

empreñan. 


Aprovechemos estos últimos días del año para reflexionar ya que el 2014 no cuenta 

con buen pronóstico. La agenda está llena de medidas impopulares como el aumento 

de la gasolina y las tarifas eléctricas. Maduro debe entender que sin diálogo no 

cruzará la tormenta de los necesarios ajustes económicos que permearán en lo social 

y terminarán siendo políticos. Ojalá la navidad lo haga entrar en razón.


En este mi último artículo del año, quiero de corazón desearles a todos los zulianos 

una navidad llena de amor y de unión familiar. Me uno a la petición colectiva para que 

el 2014 sea mucho mejor que el 2013. Que sea el año del diálogo, pero sin piedras en 

la mano, ni cartas ocultas.

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