Pablo Pérez
El pasado 8 de septiembre Maracaibo cumplió 484
años de fundada y ese aniversario sirvió para reivindicar el amor y el
compromiso que los marabinos sentimos por la ciudad que nos vio nacer, crecer y
desarrollarnos como hombres y mujeres de bien.
Para querer a Maracaibo no basta sólo con nacer
aquí. A esta ciudad hay que vivirla, sudarla. En Maracaibo hay que pasar las
alegrías y tristezas. Es nuestro hogar. Un hogar cálido y lleno de voluntad
para progresar por encima de los obstáculos de quienes juegan a destruir.
Desde sus inicios Maracaibo y su gente han dado
muestras de empuje y progreso. Fuimos los primeros en tener un hospital, el Dr.
Urquinaona o mejor conocido como el Hospital Central, hoy prácticamente cerrado
por el Gobierno regional. Fuimos también la primera ciudad en tener
electricidad, servicio postal y cine.
Tuvimos el honor de ser la primera ciudad donde se
erigiera una estatua del Libertador en una plaza pública. En fin, fuimos y seguimos
siendo pioneros del progreso y desarrollo. Ni en los tiempos más sombríos,
Maracaibo se ha rendido. Es una ciudad distinta con ciudadanos distintos.
Hoy más que nunca está a flor de piel ese sentimiento
de arraigo que pareciera que intentan arrebatárnoslo o más absurdo aún, quieren
cambiarlo por un modelo impuesto que en nada coincide o encaja con nosotros y
saben porqué persisten y fracasan en esa intención: porque no entienden a los
marabinos.
Así vemos pues cómo anuncian con bombos y platillos
la creación de una “zona de interés turístico” en el casco histórico de la
ciudad y además dicen que no ocurrirá lo mismo que con El Saladillo, pero la
realidad dicta otra cosa.
Son muchos los ejemplos de promesas rojas
incumplidas. Han anunciado casi un centenar de veces la modernización del
transporte público con la puesta en marcha del metro y ya tienen casi 20 años
desarrollando un proyecto que no ha abarcado ni siquiera 10 kilómetros.
¿Se acuerdan de la cuña del Banco Federal, donde el
muchacho calvo decía que no tenía ni un pelo de tonto? Bueno, ese spot
publicitario está latente en el Partido Unido Socialista de Venezuela (PSUV).
Intentan engañar a los marabinos diciendo que
pondrán a Maracaibo bonita, que le regalarán 484 años más de modernidad y no es
así. Lo que hacen es prometer y prometer. No recuerdan que fueron ellos quienes
destruyeron a Maracaibo. Di Martino se llevó hasta las piezas sanitarias de la
Alcaldía, por ejemplo.
Aún estamos sufriendo esas consecuencias. Vendieron
los camiones de basura nuevos, como si fueran chatarras, y dejaron al IMAU en
cuatro bloques; desviaron fondos del Fides y LAEE, desaparecieron más de 80
vehículos oficiales de la Alcaldía y pare de contar.
Hablan de limpiar la ciudad y son ellos los que
ponen zancadillas para evitarlo al sabotear el relleno sanitario y colapsar el
servicio. Pero además hay municipios gobernados por ellos con peores problemas
en esta materia como San Francisco y Libertador en Caracas.
Los marabinos no tenemos ni un pelito de tontos.
Nosotros los marabinos tenemos memoria y no olvidamos las condiciones en las
que dejaron a Maracaibo hace cinco años. Ahora quieren venderse como los
salvadores, cuando dejaron una bomba de tiempo en la Alcaldía de Maracaibo, la
cual por cierto ha sido desactivada poco a poco ante las serias dificultades
financieras impuestas por ellos.
Nosotros no olvidamos. Por llevar en nuestras venas
esa sangre de emprendedores, luchadores y defensores de lo nuestro; los invito
a continuar gestando esa lucha el próximo 8 de diciembre al elegir el progreso,
la inclusión, la igualdad, el desarrollo y el bienestar de todos y cada uno de
los ciudadanos que habitan esta tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario