miércoles, 18 de septiembre de 2013

Desidia y abandono en el nuevo año escolar


Pablo Pérez

Esta semana inició el año escolar 2013-2014 y con él un sinfín de preocupaciones por la situación en la que se encuentra nuestro sistema educativo y especialmente la infraestructura en donde nuestros niños y jóvenes escuchan clases. Son muchos años de abandono por parte del Gobierno nacional y aún tienen el coraje de acusar a la IV República del desastre en nuestras escuelas.


Mientras la supuesta revolución abandonó las escuelas, en la democracia social construimos y reparamos más de 900 instituciones en un plan que estuvo vigente desde el año 2000 hasta diciembre del 2012. Manuel Rosales y mi persona tuvimos siempre como meta y objetivo que nuestras niñas y niños tuvieran una educación de calidad.

Que las escuelas fueran espacios para la enseñanza, el deporte, la cultura y que contaran con su alimentación diaria, porque detectamos que gran parte de esos infantes no contaban con los recursos mínimos para vivir, padres desempleados o con sueldos que no le alcanzaban  para nada en aquel momento y hoy mucho menos les alcanza.

Recuerdo que al final de mi gestión, inauguramos con mucho orgullo una Escuela Técnica para mil 500 estudiantes de educación básica y diversificada. Construimos el liceo César David Rincón, único en Venezuela y al cual no le han dado utilidad todavía. Sólo quitaron las placas. El resto de las escuelas sólo han recibido pintura roja.

Leí unas declaraciones de la autoridad única educativa del Zulia, el profesor Antonio Castejón, quien señalaba que han detectado que 160 institutos educativos ameritan reparaciones inmediatas; que entregaron mobiliario a más de 30 escuelas de los municipios Maracaibo, San Francisco, La Cañada,  Baralt, Cabimas y Mara, que solamente fueron hurtadas tres escuelas en el periodo vacacional, lo que no le escuchamos decir es ¿Cuántas escuelas han construido en nueve meses?

Preocupación me causa  leer el informe del Sindicato  Único del Magisterio, que indica que en Maracaibo solamente 59 escuelas están aptas para las clases;  73 en estado regular y 34 deberían cerrarse,  pero de las que  pertenecen al Gobierno central la cifra es más alarmante, pues cuatro están en buenas condiciones, 36 en regulares condiciones y 11 inhabilitadas.

Quienes han gobernado por 14 años creen que sólo con Canaimitas y libros, resuelven el tema educativo. Eso es importante, pero no suficiente. Lamentablemente la atención a la educación sólo aparece en el discurso, pero sigue ausente de las políticas oficiales.

El problema es nacional, porque en Carabobo, la presidenta de la seccional de maestros denunció que 70% de los planteles públicos en la entidad se encuentran en malas condiciones; en el estado Monagas inventaron el plan  "una gota de amor para mi escuela",  y no llegó ni la gota ni mucho menos el amor, igual situación se registra en el  estado Mérida.

Como Gobernador siempre escuché a mis maestros, líderes sindicales, representantes, juntas de vecinos y a mis muchachos, atendí sus demandas y le dimos solución a casi todas sus peticiones y firmamos contratos colectivos entre otras cosas. En el Zulia fuimos bandera en materia educativa ¡Qué no apaguen esta luz!  

Cada director de un centro de enseñanza debe convertirse en generador de ideas creativas, en portador de buenas noticias, en fieles solidarios al prójimo, en maestros integrales, en hombres y mujeres que más allá de una identificación partidista o un de un pensamiento equivocado o no, sepa que sobre sus hombros y bajo su tutela están formando el futuro de Venezuela que sólo se construye con educación. Si queremos un futuro más promisorio, debemos invertir en la educación.

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