Pablo
Pérez
Venezuela vive momentos muy críticos, de los
cuales debe emerger una transición concertada que permita en el marco de una
gran coalición acometer las soluciones a los problemas que amargan la vida de
los venezolanos. No deben ser tiempos de revanchismo, sino de unidad nacional.
Por eso reitero mi llamamiento a la cordura y
la inteligencia. Reconozco que la situación parece desesperada para amplios
grupos de la población. Pero las salidas fáciles y rápidas, no siempre son los
caminos más adecuados para una sociedad como la nuestra amante de la paz.
Hay dos ejemplos interesantes que podemos
tomar como parámetros a seguir en esa transición concertada: España y Chile.
Copiemos las buenas experiencias, no las malas que han traído desgracia y
muerte para muchos países. En ambos casos pasaron de férreas y abusivas
dictaduras, a democracias florecientes que han
podido sobrevivir a las pruebas más duras.
España logró a la muerte del dictador
Francisco Franco transitar de la opresión a la democracia. El primer gobierno
encabezado por Adolfo Suárez logró, a pesar de todos los tropiezos, construir
una verdadera coalición que diseñó un proyecto de país para la transformación
de España de una nación empobrecida y atrasada, a un gran país moderno y con
plena libertad. Lo que ellos sembraron sirvió para mantener la
institucionalidad que supo sostenerse a pesar de la muy grave crisis de la cual
están saliendo.
Lo de Chile quizás fue peor, porque la
dictadura de Augusto Pinochet desangró a ese pueblo. Para la historia y la
justicia quedó un régimen que violó indiscriminadamente los derechos humanos de
sus ciudadanos. Pero la llamada “Concertación de Partidos por la Democracia”
permitió alcanzar una exitosa transición.
Hoy Chile vive momentos de esplendor. Su
democracia salió fortalecida. Hay alternabilidad democrática y muy bien se pasa
de un gobierno de derecha a uno de izquierda sin ningún trauma. Eso es un
sistema democrático verdaderamente sano. En Chile nadie quiere regresar a los
tiempos oscuros de la dictadura.
En ambos casos no hubo revanchas. Con el
tiempo si hubo justicia. Son ejemplos de lo que podemos lograr en Venezuela. Para
ello se necesita consenso, unidad y amor por el país. Se deben abandonar las
posiciones extremas y radicales. No hay espacios para esas conductas.
Yo creo en una transición concertada. En un cambio
del modelo que no sólo sea político y económico, sino también social para que
volvamos a ser ese pueblo unido a pesar de las diferencias ideológicas. Una
Venezuela con espacios para todo el que actúe con base en la democracia,
respeto y tolerancia.
A veces lo urgente mata lo importante. Pero en
esta crisis tan profunda ambos son prioritarios. Es urgente salir de este
régimen y cambiar el modelo. Pero también es importante hacerlo en el marco del
respeto a la Constitución y sin posturas radicales e irreconciliables.
Venezuela nos necesita a todos. Será titánico
el esfuerzo que debemos hacer para reconstruir al país porque el daño que le
han causado es muy alto. Pero si en algo debemos hacer hincapié, es que los
daños en el alma y espíritu de los venezolanos sean revertidos con base en una
transición participativa e incluyente. No repitamos los errores de quienes
creyéndose ungidos por Dios, dividieron, persiguieron y excluyeron. La
transición está cerca.
eso esta muy bien pablo perez asi como tu dice eso es asi que dios lo vendiga hermano que asi sea amen
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