miércoles, 9 de octubre de 2013

El 99: número de mala suerte



Pablo Pérez

La ambición política no tiene medida y sobre todo cuando se trata de un modelo político agotado y asfixiado, pero cuyos protagonistas persisten en su afán de mantenerse en el poder cueste lo que cueste y sin importar si dejan a todo un país en ruinas. Sacrifican el bienestar colectivo, por su permanencia en el Gobierno.

El país vive momentos complicados. La inseguridad derrotó a cualquier ofensiva chavista. Las calles están llenas de violencia de varios tipos. No solo hay violencia personal, sino hasta violencia política como lo demuestran las acciones armadas de sabotaje emprendidas en Maracaibo por el candidato de Maduro. Como si no fuera suficiente con la criminalidad común, ellos alientan la criminalidad política.

La escasez de productos de primera necesidad se profundiza y será aún peor, como consecuencia de la falta de dinero para seguir financiando el costoso modelo "productivo" basado en importaciones a granel. Ante la falta de dinero, también apelan al trueque de petróleo por comida o artículos de higiene personal.

Y lo más grave es que gran parte de lo que traen a costos enormes, se pierde en los puertos porque no son capaces de descargar a tiempo las mercancías y mucho menos distribuirlas a los más necesitados. Se pierde dinero, se pierden alimentos y no hay ni siquiera un responsable de semejante atrocidad.

Los hospitales son un verdadero desastre. Hasta en el Zulia donde la democracia social dejó a los centros de salud en perfectas condiciones, han destrozado todo lo que dejamos. En todo el país no tienen ni un solo hospital en buenas condiciones. La crisis asistencial es gravísima y ellos ocultan la verdad.

La infraestructura vial está colapsada a pesar que declaró una emergencia que de nada sirve. Las carreteras son una guillotina y los puentes se están cayendo. El Metro de Caracas es una vergüenza. El Metro de Maracaibo no ha sido concluido. Y todo esto ocurre a pesar del dinero anunciado para supuestas inversiones.

Estos son sólo algunos de los problemas que en manos de Maduro se han empeorado. No sabe cómo resolver la crisis. Sin embargo, para ellos la preocupación es acumular más poder con una Habilitante y por eso necesitan del diputado 99, al que han buscado por todas las vías posibles, por cierto, todas ellas ilegales.

El diputado 99 no resuelve los problemas que agobian a los venezolanos, pero si satisface sus ambiciones desmedidas por perpetuarse al costo que sea en el poder. El colmo es que usan la excusa del combate de la corrupción para la Habilitante y para conseguir el diputado 99 ofrecen grandes cantidades de dinero proveniente del erario público ¿No es eso corrupción? Asimismo manipulan el Poder Judicial para sacar del juego a la diputada María Aranguren con el fin que su suplente vote con ellos ¿El abuso de poder no es corrupción?

Quieren la Habilitante para intentar acorralar la disidencia en el país, para perseguir a los políticos, para cercar a los medios, para ahogar al país. Quieren la Habilitante para imponer el Estado comunal ante la derrota que se les avecina el 8D y así eliminar las Alcaldías, regresando al país a los tiempos macabros cuando en CCS se decidía todo.

Las comunas son la excusa y la vía para concentrar aún más el poder alrededor de la figura del Presidente, lo que implica que cualquier comunidad tendrá que viajar a Caracas con queso palmita y huevos chimbos para que un funcionario los ayude a conseguir la solución a alguno de sus problemas.

La Habilitante es la vía para acorralar al país ante el caos social que hasta los mismos expertos chavistas vaticinan, ante la falta de dinero y capacidad para resolver los problemas. El país repleto y agotado con tantos problemas y ellos sólo desean más poder. Por eso el 99 es el número de la mala suerte.



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