Pablo Pérez
La
mesa está servida. Este viernes vence el plazo para la inscripción de los
candidatos que participarán en las elecciones municipales del 8 de diciembre,
por eso desde esta tribuna me hago eco de lo que escucho a cada rato en la
calle: queremos una campaña basada en el respeto.
El
país está agotado del discurso de confrontación, insultos y amenazas. Los
ciudadanos quieren soluciones a sus problemas, no una cháchara llena de
violencia que nada aporta a la tranquilidad y la paz que Venezuela necesita
para superar sus enormes dificultades. Sustituyamos el insulto, por las ideas
durante ésta y las próximas campañas electorales.
Los
gobernantes por naturaleza somos servidores públicos, nos debemos al pueblo y
para ellos trabajamos; por eso es que les recuerdo que una campaña electoral se
debe enfocar en propuestas y proyectos que lleven o mejoren la calidad de vida
de los ciudadanos porque eso finalmente es lo que a ellos les interesa.
Muy
bien lo decía el Padre de la Patria, Simón Bolívar, “la violencia es el arma de los que no tienen razón”, y es por eso
que ya es momento de que se deje a un lado esos discursos cargados de ofensas y
descalificaciones personales; Venezuela toda nos demanda unidad, progreso, seguridad,
empleo, un mejor presente y un atractivo futuro.
El
ciudadano está claro en la importancia de las elecciones municipales. Los
Alcaldes y concejales son la instancia de gobierno más cercana al pueblo y por
eso se deben elegir a los más preparados. Las comunidades nos reclaman
eficiencia, creatividad y honestidad para solventar sus problemas.
Por
eso nunca he compartido el afán del chavismo por erradicar el poder público
municipal, planteando un Estado comunal que sólo nos conduce a etapas superadas
en la historia democrática. Volveríamos a los tiempos en los cuales la gente
viajaba a Caracas con queso y huevos chimbos para conseguir la atención
oficial.
Aquí
la lucha es por mejorar la eficiencia de los municipios, no por desaparecerlos.
La solución es descentralizar desde el Gobierno central a las Gobernaciones, de
estas a los municipios y de allí a las comunidades. Todas las instancias son
necesarias.
En
el Zulia tenemos los mejores candidatos para las alcaldías y los concejos
municipales. Hombres y mujeres que conocen su tierra, que crecieron y se
formaron en ella; que conocen y hasta padecen las vicisitudes por las que
atraviesan sus coterráneos. No hay paracaidistas, sino hombres conocedores de
la realidad popular. No me cabe duda que el 8-D el pueblo depositará en ellos
su confianza.
La
batalla es entre los candidatos del progreso y la paz, contra los aspirantes
del atraso y la violencia. Son dos visiones distintas de país. De un país
agobiado, perseguido y desatendido. Un país con todos los recursos, tanto
naturales, materiales y humanos para crecer; pero un país con un mal gobierno.
El
14 de abril el país dio un paso enorme en el camino de la recuperación de la
democracia. Este 8 de diciembre hay que seguir avanzando en ese sendero de
progreso. El abuso sólo se combate con participación. Si no te activas, le
haces el juego a quienes usan el poder no para solucionar tus problemas, sino
para atornillarse en él.
El
zuliano es muy sabio y seguro estoy que en diciembre rescataremos municipios
que han sido sumergidos en la desidia y abandono como si de un castigo se
tratara. La unidad democrática superará todas las expectativas el 8-D en el
Zulia. Varios municipios regresarán al sendero democrático. No dejes de
participar, no dejes de exigir.
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