Pablo Pérez
Decretos
van y decretos vienen. En eso se ha convertido Venezuela, en un país con una
constante “emergencia” durante los últimos 14 años. Y por más anuncios que han
hecho, los problemas han crecido y se han multiplicado.
Siguen
en su afán de hacer creer que llegaron ayer al poder, cuando tienen más de una
década y han manejado recursos tan cuantiosos que bien usados, hubiesen
resuelto buena parte de las dificultades.
Las
graves carencias que padecen los venezolanos no se resuelven con giros
discursivos y anuncios sobre planes, misiones o programas. No cumplen con nada.
No consolidan una obra de gobierno. Huyen hacia adelante anunciando cosas
“nuevas” que buscan tapar los fracasos viejos.
Hace
dos días Maduro pidió declarar emergencia nacional para la lucha
anticorrupción. No descartó “pedir poderes especiales para reformar las leyes”
para continuar la lucha en contra de la corrupción.
Han
asumido y creen que declarar y firmar un papel que establece la “emergencia”,
resuelve el problema; cuando en realidad lo que hace es empeorarlo porque la
solución no llega. Es puro anuncio.
El
mes pasado fue decretado el estado de emergencia vial por 90 días, prorrogable 90 días más, para ejecutar
labores de construcción, rehabilitación y mantenimiento en autopistas, vías,
carreteras y troncales en todo el territorio nacional. Esto según los expertos,
equivale a intervenir 800 kilómetros por día; que es más o menos la distancia
que hay entre Maracaibo y Caracas.
Dejaron
perder lo que se había avanzado con la descentralización en el mantenimiento y
modernización de la vialidad del país. Eliminaron los peajes por un capricho,
despojaron a las Gobernaciones de las carreteras y cuál fue el beneficio:
ninguno. Y de nuevo como se hubiesen llegado ayer al poder, quieren ofrecer una
recuperación total como si fuera tan sencillo.
En
el caso del Zulia se apropiaron de la modernización de la carretera Lara-Zulia.
Trabajamos con ahínco para convertirla en la Gran Autopista de Occidente y ellos
la dejaron en el abandono como venganza contra los zulianos. Ahora retoman la
obra porque les interesa ante la cercanía de las elecciones.
También
vemos cómo fue prorrogado el Decreto de Emergencia Eléctrica por 90 días más,
¿Por qué?, sencillo: porque no cumplieron la meta de estabilizar el sistema
eléctrico en los 100 días que se trazó el ministro de Energía Eléctrica, Jesse
Chacón, quien debería cumplir con su promesa y renunciar.
No
se puede prometer que se va a solucionar un problema de 14 años, en 90 días; es
absurdo e ilógico; y si no, veamos el ejemplo de Amuay donde a casi un año de
ocurrida la tragedia, no se han construido las casas que prometieron y tampoco
han reconstruido las zonas afectadas. Aún se observan los escombros de las
viviendas y locales comerciales que se derrumbaron a causa de la explosión.
En
el 2011 fue promulgado, por el presidente Chávez, un decreto de “emergencia por
las lluvias”, que debía atender a las comunidades afectadas, pero además tenían
que ser intervenidas algunas vías e infraestructuras dañadas. A dos años vemos
que aún hay damnificados viviendo en los refugios y evidentemente las
carreteras no fueron reparadas.
La
pregunta es ¿Qué hay detrás de esa aprobadera de decretos de emergencia para
intentar resolver en 90 días, lo que no han podido en más de una década?, no
quiero pensar que todos estos decretos se hacen y declaran bajo la consigna “política
del dedazo” para no pasar por las licitaciones respectivas de manera que un
grupito de funcionarios se ganen un dinero y la “emergencia” continúe.
Voy
a usar una frase usada por el presidente Chávez en medio de la tragedia de
Amuay: el “Show” debe continuar. Este Gobierno tiene 14 años de show en show,
de anuncio en anuncio, de misión en misión y de emergencia en emergencia.
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