Pablo
Pérez
Los resultados en las elecciones
municipales en San Cristóbal y San Diego son una clara lección de unidad de la
oposición venezolana. La elevada participación de los electores en ambas
jornadas, es un castigo contra un gobierno que tuerce la ley y las
instituciones para justificar sus decisiones inconstitucionales.
En el caso de San Cristóbal, Patricia de
Ceballos alcanzó el 73,62% de los votos, mientras el candidato de Maduro apenas
obtuvo el 25,52% de los sufragios. La participación estuvo por encima del 58%.
Rosa de Scarano dio una paliza mayor en
el municipio San Diego, por cuanto logró reunir el 87,68% de los votos,
mientras el abanderado de Maduro apenas logró el 11,63% de los votos del pueblo
de ese municipio carabobeño. La participación rondó el 63,50%.
Todos deben saber leer el mensaje enviado
por los electores de San Cristóbal y San Diego. Por supuesto que el más
atronador es contra el gobierno. La paliza que recibieron sus candidatos es una
vergüenza para quienes se jactan de haber ganado la mayoría de los procesos
electorales.
El pueblo de esos municipios los castigó.
Los castigó por haber pisoteado la ley para poner presos a sus alcaldes
legítimamente electos el 8-D. Los castigó por la fuerte represión, sobre todo
en San Cristóbal, aplicada contra un pueblo que no forma parte de ninguna
conspiración internacional, sino que está hastiado de los problemas que los
agobia.
Ese pueblo los castigó con dureza porque
ya no soportan las colas para comprar comida, los altos niveles de inseguridad
que los mantienen secuestrados y el estado deplorable de los hospitales, entre
los tantos males que afectan a los venezolanos y han destruido su calidad de
vida.
La oposición también recibió su mensaje. Fue
un nítida alusión a la necesidad de permanecer unidos a pesar de las normales
diferencias que siempre van a existir en una coalición tan variopinta como la
Mesa de la Unidad Democrática. Que a pesar de las discrepancias, los
venezolanos quieren que esta lucha sea unitaria.
Las distintas fuerzas políticas que
integran la MUD deben entender esas señales, sobre todo porque en el 2015 se
realizará una nueva y crucial batalla por la democracia venezolana como son las
elecciones parlamentarias, donde debemos demostrar que la mayoría está del lado
de la democracia y la libertad.
A Maduro deben explicarle que si continúa
actuando con esa feroz represión contra los estudiantes y el pueblo harto de la
crisis, seguirá recibiendo el castigo del pueblo que no sólo se expresa en una
caída grave en sus niveles de popularidad. Pero además debe entender que si no
hay un cambio de rumbo, la supuesta revolución sólo podrá
sostenerse en el poder con base en abusos.
Si impera la sensatez en el sector
oficial, deberían rectificar. Rectificar no implica perder, sino entender que
el país necesita soluciones a sus problemas. De nada sirve seguir alimentando
la división y reprimiendo al pueblo en la calle. Eso sólo eleva los ya muy
altos niveles de conflictividad.
De nada sirve imponer por la fuerza. El
diálogo sincero y sin trucos es el camino. Esa es la vía para superar la
profunda crisis que vive Venezuela y que es el resultado de los costosos
errores del modelo socialista ¿Sirve de algo gobernar sobre las cenizas del
país?
No hay comentarios:
Publicar un comentario