Pablo Pérez
La conducta asumida
por los pobladores de Villa Rosa en el estado Nueva Esparta, cuando por
generación espontánea los ciudadanos salieron a las calles a recibir con un
estruendoso cacerolazo a Maduro, es una prueba irrefutable de la preocupante
crispación que existe en Venezuela.
Pretender negar lo
ocurrido en Villa Rosa como un levantamiento popular y calificarlo como una
trampa opositora, demuestra una ceguera terrible que no les permite entender
las razones de esa actitud de un pueblo agobiado por la crisis y que exige un
cambio. Una mayoría incuestionable de venezolanos están cansados de promesas y
engaños oficiales. El hambre no espera, ni come cuentos del aparato de
propaganda oficial.
Villa Rosa es la
mejor encuesta que Maduro puede tomar como base para entender que Venezuela
quiere un cambio. Apelar a la represión de los cuerpos de seguridad, es un
error que pone las cosas en un contexto mucho peor. En vez de policías o
militares, debieron llevar a las instituciones de Gobierno para realizar un
verdadero trabajo de gestión solucionando los problemas que afectan a sus
habitantes.
El Gobierno va de
error tras error. Los radicales están leyendo muy mal la situación del país. No
entienden que las encuestas no mienten y que el 80% de los venezolanos aspira
un cambio de modelo, más que un simple cambio de nombre en la Presidencia de la
República.
El 1S demostró la
férrea voluntad de cambio de los venezolanos, quienes con fe y esperanza
llenaron tres avenidas de Caracas, mientras el acto oficialista en la avenida
Bolívar convocó a menos gente que un circo de pueblo. Esa fue una
extraordinaria demostración de civismo y madurez política. La MUD tuvo el
control político del acto y se evitó una guerra como pretendía el Gobierno.
Lo de Villa Rosa no
es falso positivo montado por la oposición, sino la verdad verdadera de las
dimensiones de la crisis, de la falta de confianza del pueblo en el Gobierno y
del rechazo que genera la figura de Maduro en la Presidencia de la República.
Maduro debería leer
bien el momento y facilitar el revocatorio como una salida pacífica y
constitucional. Lo contrario es una muestra de ambición. El modelo fracasó y no
hay vuelta atrás. Hagan lo que hagan la gente no los quiere, ni les cree. En
política la inteligencia es una virtud. La ceguera un costoso error. La
terquedad es imperdonable.
@PabloPerezOf
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