martes, 24 de mayo de 2016

Hambre, desesperación y ambición



Pablo Pérez

Nunca antes en Venezuela habíamos padecido de una crisis de las magnitudes de la tragedia que ha caído sobre el pueblo. Lo que está ocurriendo es tan grave, que miles de venezolanos están pasando hambre, cuando esa situación era inimaginable en las proporciones actuales.


Antes habíamos tenido problemas relacionados con el alto costo de la vida, pero nunca habíamos tropezado con una inflación que bien pudiera cerrar por encima del 700%. El ingreso de la mayoría se esfumó con la coyuntura actual y el régimen no tiene ni idea de cómo abatir el fenómeno inflacionario.

Estudios científicos de alta credibilidad, como la Encuesta de Condiciones de Vida de los Venezolanos (ENCOVI 2016), demuestran que la cantidad de familias enteras que sólo comen una vez al día se incrementó y además los pocos alimentos que ingieren carecen de la calidad adecuada para garantizar un crecimiento idóneo para los niños.

La crisis es de tal magnitud que el Gobierno acaba de aprobar un aumento del pollo beneficiado a Bs. 850 el kilogramo y en la calle no baja de Bs. 2.500 el kg. El país enloqueció por culpa de un modelo que pretende controlarlo todo y al final no controla nada. Y mientras la locura avanza, ellos se hacen los locos ante las serias dificultades de los venezolanos.

Pero lo peor es que la cantidad de personas que viven en estado de precariedad total se elevó y ahora usted puede ver como la cantidad de venezolanos que escarban la basura buscando algo que comer es mucho más elevada. Pero no sólo comida, sino que la gente revisa la basura buscando ropa y hasta cauchos viejos para colocar a sus destartalados carros.

La mayoría de la población venezolana entró en una espiral de empobrecimiento brutal y el Gobierno se niega a ver esta realidad. Hay desesperación en la calle. Hay hambre en miles de hogares. Pero sencillamente la ambición de un grupo por sostenerse en el poder sin importar el daño que puedan causar, nos está llevando a un caos general.

El Gobierno cree que con un estado de excepción, con prohibir manifestaciones y con criminalizar la disidencia, podrá mantenerse usufructuando el poder y eso es una utopía.

El cambio es indetenible en Venezuela. Cuando un pueblo pasa hambre, cuando un pueblo vive aterrorizado por el hampa, cuando un pueblo siente que no gana lo suficiente para vivir y cuando un pueblo está convencido que el Gobierno no es capaz de atender sus necesidades, es absolutamente imparable.

Ojalá que el régimen en su ambición entienda que debe ceder el paso a una transición por el bien del país y de ellos mismos. La mejor vía para prevenir un desastre es el revocatorio, pero el Gobierno se atrinchera en su interés por evitar lo que ya no se puede evitar: el cambio en Venezuela.

@PabloPerezOf



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