Pablo Pérez
Primero debo aclarar que cuando me refiero a estafa, no
lo hago en relación con el contenido del texto constitucional, sino a su
utilización y deformación por parte del oficialismo en estos 15 años. Las leyes
pueden estar cargadas de buenas intenciones, pero los hombres las manipulan a
su antojo y es ahí cuando esos instrumentos legales se convierten en una
verdadera letra muerta.
Se han vivido 15 años de usos y abusos de la
Constitución. El primer atentado contra ella radicó en los cambios que
aplicaron en el texto, porque el publicado en Gaceta Oficial no era el mismo
que emergió del trabajo de la Asamblea Nacional Constituyente.
El artículo 2 de la CN establece, por ejemplo, que Venezuela se constituye en un Estado
democrático y social de derecho y de justicia, que propugna como valores
superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad,
la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad
social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el
pluralismo político.
¿Se cumple lo establecido en ese artículo? Para nada. Ellos
han transformado el Estado venezolano en una estructura de persecución y
represión de todo vestigio de disidencia, pero que además no satisface las
demandas de la sociedad. La vida en Venezuela no vale nada producto de los
elevados índices de inseguridad. La libertad y la justicia están condicionadas
y los derechos humanos han sido violentados en múltiples ocasiones.
El artículo 4 indica que la República Bolivariana de Venezuela es un Estado Federal
descentralizado en los términos consagrados por esta Constitución, y se rige
por los principios de integridad territorial, cooperación, solidaridad,
concurrencia y corresponsabilidad.
¿Se cumple este artículo? Mucho menos. Venezuela es un
Estado cada vez más centralizado y si vamos un poco más allá, cada vez más
presidencialista. La descentralización la acabaron por completo y no sólo es
que han menospreciado a las Gobernaciones y Alcaldías, sino que mantienen el
interés en acabar con esas instituciones apelando al discurso desgastado de la
transferencia de poder al pueblo, cuando muchos sabemos que eso es falso y que
sólo se busca centralizar aún más el poder y que crezca la dependencia del
ciudadano del poder establecido en Caracas.
Hablan de federalismo y nunca ni siquiera discutieron la
creación de la Hacienda Pública Regional, por ejemplo, y que fue creada como un
mecanismo para facilitar el trabajo de los gobiernos regionales y viabilizar
las soluciones de los problemas del pueblo. De ese mismo pueblo que sólo
utilizan en el discurso.
Han sido 15 años de manipulaciones evidentes de la
Constitución Nacional. Lo peor es que para cometer tales atropellos, han
contado con el aval de los poderes públicos, sobre todo del Tribunal Supremo de
Justicia (TSJ) que nunca ha tomado una decisión contraria a los designios del
Poder Ejecutivo en materia constitucional.
Es triste como los magistrados que han integrado el TSJ han
“legalizado” las violaciones a la Constitución como parte del esfuerzo para que
el “proceso” intente atornillarse eternamente en el poder. Ellos han avalado
todos los abusos cometidos usando a la CN como excusa.
El problema de Venezuela no es la Constitución Nacional,
sino el uso que de ella se ha hecho para blindar un modelo político que acabó
con la normalidad social, dividió a la población, pateó la legalidad y arruinó
al país. Si hacemos un buen uso de la Carta Magna, estaríamos consolidando las
bases de la recuperación nacional. Venezuela nos necesita a todos. Actívate y
participa.
@PabloPerez
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